Día del Maestro y la Maestra en México
“La educación es un acto de amor, por tanto, un acto de valor”
“Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer”
Paulo Freire
Pedagogo, promotor de la educación para la liberación

 

México celebra desde hace más de un siglo el trabajo docente. El origen de esta celebración se rastrea desde 1917 cuando un grupo de legisladores, quienes a su vez eran parte del magisterio, elaboró y envió una iniciativa al Congreso con el objetivo de proponer el 15 de mayo como fecha conmemorativa a los trabajadores de la educación, día elegido además por el nacimiento de la Republica 50 años atrás [1]. El presidente en turno, Venustiano Carranza firmo dicho decreto y desde entonces se arraigó en todo el territorio nacional esta memoria. Reconocer el trabajo de las personas dedicadas a la educación es importante no solo para revalorizar su profesión como uno de los pilares de la sociedad, también para reflexionar en torno a la educación, oportunidades, políticas, condiciones desfavorables prevalecientes y la importancia de dignificar su labor.[2]

Históricamente la presencia de las personas dedicadas a la educación ha sido relevante para generar vínculos y valores en la vida familiar y comunitaria, debido a la cualidad del gremio educativo de estar presente en la sociedad, desde el rincón más alejado y agreste del país hasta el barrio más céntrico de cada ciudad. Sin embargo, pese a esta gran labor, aún hoy las condiciones en las que se ejerce esta profesión no son valorizadas con justicia económica y social. Aun se cuenta su historia como un camino de resistencia y lucha por lograr reconocimiento y mejoras en su profesión, así como el esmero docente de la distribución del conocimiento. Este esfuerzo, sin embargo, no es algo reciente.

La profesión docente en México tiene una larga trayectoria, cambiante a lo largo de las décadas y épocas políticas, económicas y sociales pero firmes en la convicción de la distribución del conocimiento. La figura de las personas docentes cobra fuerza en el imaginario social actual desde la segunda mitad del siglo XIX[3] , sin embargo, la historia de la labor educativa de quienes ejercen dichas tareas se rastrea desde la época prehispánica y colonial. Esta tradición se nutrió desde tiempos muy antiguos de numerosos procesos y proyectos que han definido la historia docente, no solo su proceso de cambio en la tarea educativa también su proceso como gremio para lograr el reconocimiento a su práctica, tanto el ámbito social como en el político.

Antes de dicha coyuntura está profesión tenía poca aceptación social que se tradujo mediante condiciones de trabajo precarias y salarios bajos, debido a la desvalorización de dichas tareas y a los fondos escasos y mal distribuidos hacia la instrucción pública. También se destaca de esta época la creación de Escuelas Normales con el objetivo de la enseñanza y formación a los docentes. Pese a esta falta de reconocimiento y escases material y académica, los esfuerzos por lograr mejoras en la labor educativa no cesaron desde entonces. Asimismo, es importante mencionar que el trabajo docente no solo se cuenta con la historia de las grandes reformas y relatos de las ciudades, en las periferias existieron movimiento con el objetivo de promover, defender y distribuir la educación y el respeto a estos profesionales.

Esta lucha, sin embargo aún continuo muchas décadas más, pues durante el Porfiriato las condiciones en que trabajaron los docentes de enseñanza básica, eran confuso e inestables con profundas diferencias laborales, escuelas alejadas, salarios precarios y escaso reconocimiento, pese al gran peso que le daban a la educación, considerada entonces como un elemento que permitía el progreso de la nación.[4] Aunque para este momento se habían dictado leyes a favor de la educación el contexto convulso y en crisis no permitió que este valor se tradujera en condiciones dignas para impartir y recibir clases. Posteriormente, el nuevo Estado surgido de la Revolución comprendió la importancia de la implantación de la enseñanza escolar para los intereses nacionales, éste debía ser el rector principal de la educación.[5] Es así como en el gobierno de Álvaro Obregón y con la participación de José Vasconcelos la labor docente y educativa entro en otra etapa. Se consideró a la enseñanza como el medio para reforzar la identidad nacional y se crearon instituciones formales para reforzar el discurso político, como la SEP, y comenzaron las llamadas “misiones culturales”, en las que los maestros recorrieron todo México para impartir cursos y oficios[6] . A partir de esa etapa, se construyeron más escuelas y el maestro y la maestra fueron vistos como agentes comunitarios y de cambio social.

Otra característica importante y destacada del magisterio ha sido su lucha por mejorar sus condiciones de trabajo y salariales, así como por alcanzar la autonomía y la democracia de sus organizaciones sindicales. Los enfrentamientos con los sectores burocráticos administrativos de la educación pública nacional ha sido una constante. Cabe destacar que la labor de los maestros y las maestras ha estado vinculada al desarrollo y transformación del país. Aunado a ello, su profesión hace valer derechos humanos fundamentales, por su carácter de derecho habilitante, la educación es un instrumento poderoso que permite a los niños y adultos que se encuentran social y económicamente marginados salir de la pobreza y participar plenamente en la vida de la comunidad. La Educación es un derecho humano fundamental que ocupa el centro mismo de la misión de la UNESCO y está indisolublemente ligado a la Declaración Universal de Derechos Humanos y a muchos otros instrumentos internacionales en derechos humanos[7] . El artículo 26 de la declaración universal y el artículo 3 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos la defienden.[8] Por otro lado, su lucha también merece un lugar en leyes, normas y decretos específicos a los beneficios y frutos de su labor, respecto a ello el artículo 23 de la declaración universal hace mención del derecho al trabajo y justa remuneración que garantice la dignidad de las personas[9]


[1] Colegio de Ciencias y Humanidades, “El maestro, agente domunitario y de cambio social”, Gaceta CCH, Suplemento del maestro” (2021): 5. Disponible en https://bit.ly/37mTDUl.
[2] Coincide además con la celebración de “San Juan Bautista de La Salle”, considerado como patrono universal de los educadores.
[3] Luz Elena Galván Lafarga, “Maestras y maestros en el tiempo. Una mirada desde la historia”, Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, XLVI, N. 2, (2016): 148. Disponible en https://bit.ly/3KYjPD7.
[4] Luz Elena Galván Lafarga, “Maestras y maestros en el tiempo. Una mirada desde la historia”, 148.
[5] Ahmed Valtier, “El día del maestro”, Relatos e historias en México, n. 57, (2013). Disponible en https://bit.ly/3vrCaBV.
[6] Colegio de Ciencias y Humanidades, “El maestro, agente comunitario y de cambio social", 5.
[7] UNESCO, “El derecho a la educación”, Consultado el 18 de abril de 2022. https://bit.ly/3uSAJgO
[8] Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, Los docentes en México, Informe 2015, (México: Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, 2015), 7. https://bit.ly/3vrbBNi.
[9] ONU, “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, Consultado el 18 de abril de 2022. https://bit.ly/3KZMCaC.

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