Día Internacional de la Igualdad Salarial
“Debemos preguntarnos por qué las mujeres son relegadas a trabajos peor remunerados; por qué las profesiones en que predominan las mujeres, incluidos los trabajos en el sector de la asistencia, tienen salarios más bajos; por qué tantas mujeres trabajan a tiempo parcial; por qué las mujeres ven disminuir sus salarios con la maternidad, mientras que los hombres con hijos a menudo disfrutan de un aumento salarial; y por qué las mujeres se encuentran con un tope infranqueable en las profesiones con mayores ingresos.

António Guterres
Secretario General de las Naciones Unidas
2020

 

La Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante su resolución A/RES/74/399, decidió declarar al 18 de septiembre Día Internacional de la Igualdad Salarial[1].

El derecho a la igualdad de remuneración entre hombres y mujeres por un trabajo de igual valor, recibe habitualmente la denominación de “igualdad salarial”, y es el principio diseñado para alcanzar la equidad salarial entre hombres y mujeres. La equidad salarial es una cuestión de justicia remunerativa[2].

El Día Internacional de la Igualdad Salarial representa los esfuerzos constantes por conseguir la igualdad salarial por un trabajo de igual valor, y la lucha por los Derechos Humanos y contra todas las formas de discriminación, incluida la discriminación contra las mujeres y las niñas.

En todas las regiones, a las mujeres se les paga menos que a los hombres, con una brecha salarial de género estimada en un 23% a nivel mundial. La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas siguen estancados debido a la persistencia de desigualdades históricas y estructurales en las relaciones de poder entre mujeres y hombres. A su vez, las situaciones de pobreza acrecientan las desigualdades y desventajas en el acceso a recursos y oportunidades para las mujeres[3].

Por lo anterior, la igualdad salarial entre mujeres y hombres es fundamental para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en específico en el Objetivo 5: “Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”. Algunas de sus metas son:

  • Asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública.
  • Aprobar y fortalecer políticas acertadas y leyes aplicables para promover la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas a todos los niveles[4].

Aunado a ello, el reporte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Informe Mundial sobre Salarios 2018/19 ¿Qué hay detrás de la brecha salarial de género?, ofrece una evaluación detallada de las desigualdades de remuneración por razón de género, para comprender mejor la brecha salarial como una de las mayores injusticias sociales persistentes en el mundo laboral[5].

En México, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) creó el Programa de Asuntos de la Mujer y de Igualdad entre Mujeres y Hombres (PAMIMH). Entre las actividades de este programa se encuentran:

  • Identificar los instrumentos normativos nacionales que requieren armonizarse y actualizarse con la Constitución y los Tratados Internaciones, y aportar sugerencias para su desarrollo detectando los riesgos potenciales.
  • Monitorear, dar seguimiento y evaluar el cumplimiento de la política nacional en materia de igualdad entre mujeres y hombres.
  • Elaborar y publicar informes, diagnósticos, estudios o análisis, como resultado de la observancia a: Cumplimiento de la política nacional en materia de igualdad entre mujeres y hombres.
  • Implementar un plan integral de promoción en materia de derechos humanos a nivel nacional, que considere los temas focalizados por los programas especiales: Asuntos de la Mujer[6].

La igualdad de remuneración es un objetivo necesario para lograr la realización de los derechos humanos y la igualdad de género, requiriendo el esfuerzo de todos para alcanzarla.

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