Nace Venustiano Carranza, promotor de los derechos humanos plasmados en la Constitución de 1917
“Carranza fue uno de los arquitectos de las instituciones y del orden jurídico sobre los que se construyó el Estado mexicano del siglo XX. Su principal legado, sin duda, fue haber convocado al Congreso Constituyente que elaboró la Constitución Política más avanzada de su tiempo, la primera en incorporar los derechos sociales como garantías constitucionales, una Constitución que fue modelo para muchos otros países y que es todavía, a pesar de todas las reformas y contrarreformas que han tratado de revertir su esencia social, democrática y libertaria, la Constitución que hoy nos rige”.
 
Felipe Arturo Ávila Espinoza
Director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México
 
 

Nació en la villa de Cuatro Ciénegas, Coahuila. Fue líder, jefe supremo y presidente de México durante la Revolución mexicana. En el transcurso de su vida resaltó su nacionalismo y defensa de la soberanía nacional, además de haber dejado la Constitución de 1917, que incluía derechos sociales, democráticos y la creación del Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada de México, presentes todavía en la actualidad.

Carranza destacó en su lugar de origen como empresario; aunque poco a poco se introdujo en la vida política, pues entre 1894 y 1904 ocupó diversos cargos públicos. En 1908 fue electo gobernador, pero no fue bien visto por Porfirio Díaz, por lo que se exilió en Estados Unidos. Gracias a esa circunstancia, en 1910, conoció a Francisco I. Madero en San Antonio, Texas, y se alió de inmediato a su causa[1].

Una vez que Madero asumió la presidencia el 6 de noviembre de 1911, 16 días después Carranza fue electo gobernador del estado de Coahuila. Durante los siguientes quince meses que estuvo a cargo implementó algunas reformas fiscales, laborales y políticas; así como las medidas necesarias para mejorar los sistemas de salud y de justicia. Mención especial merece el ambiente educativo, pues fue una prioridad para Carranza, de tal manera que incrementó el número de planteles, otorgó sueldos competitivos a los docentes e inauguró diversas escuelas nocturnas[2].

A partir del compromiso social de Carranza, se impulsó un proyecto de reforma en la Constitución local. Entre los puntos destacados encontramos la protección de los derechos con el objetivo de que se transformaran en garantías. ¿Por qué postulaba esa idea? Para él, la base de la sociedad era el individuo, así que era indispensable protegerlo en la medida de lo posible de los poderes e influencias del Estado, para que ejerciera su libertad en distintas esferas de la vida publica y privada.

Por otra parte, el General Victoriano Huerta lideró un golpe de Estado contra el presidente Francisco I. Madero y el vicepresidente José Maria Pino Suarez. Ambos fueron asesinados en la Ciudad de México el 22 de febrero de 1913. Así que Huerta asumió la presidencia el 19 de febrero de 1913, hasta el 15 de julio de 1914. El mandato Huertista tuvo detractores a lo largo del país, entre ellos encontramos a Venustiano Carranza, Pancho Villa y Álvaro Obregón, en el norte; y Emiliano Zapata en el sur.

Por esta razón, el 26 de marzo de 1913, Carranza lanzó el Plan de Guadalupe, proclamado en su hacienda de Guadalupe, en Ramos Arizpe. El documento establecía su nombramiento como primer jefe del Ejército Constitucionalista y desconocía el gobierno de Huerta. Desde ese momento, Carranza asumió su papel del representante del Estado mexicano, por lo que debía ser un ejemplo de legalidad en sus actuaciones. En consecuencia, elaboró centenares de decretos con la finalidad de que los actos de las fuerzas revolucionarias estuvieran apegadas a la ley[3].

Después de derrocar al gobierno de Victoriano Huerta, se establecieron los Acuerdos de Teoloyucan, el 13 de agosto de 1914, donde se estipulaban la entrega de la Ciudad de México al ejército revolucionario y la disolución del ejército federal. El acto representó el inicio de una faceta en la historia de México, pues el régimen porfirista y sus remanentes estaban extinguidos.

El siguiente periodo se ha denominado lucha de facciones: se refiere a los grupos que eran liderados por distintos caudillos, como Francisco Villa, Emiliano Zapata y el jefe supremo Venustiano Carranza. Debido a las diferencias, en noviembre de 1915 las tropas villistas y zapatistas tomaron la capital mexicana; no obstante, Carranza trasladó los poderes federales al puerto de Veracruz, lugar donde comenzó a legislar. En ese periodo sorteó un intento de invasión estadounidense, cuyo pretexto era la entrada de Francisco Villa en Columbus, Nuevo México (fue la segunda vez que Carranza defendió la soberanía nacional, pues en 1914 logró que el gobierno estadounidense saliera del puerto de Veracruz).

Durante su gobierno estableció la política internacional mediante la “Doctrina Carranza”, cuyo sustento era el respeto a la soberanía de los pueblos y a la no intervención. La idea fue resultado de la experiencia nacional, pues Carranza exigía a las empresas extranjeras someterse a las leyes mexicanas. La doctrina fue ampliada en 1930 por la “Doctrina Estrada”, que ha sido la guía de nuestra política exterior hasta nuestros días[4].

Ya como Ejecutivo nacional, Carranza impulsó en diciembre de 1916 la formación de un Congreso Constituyente en Querétaro. De este congreso surgió la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, a la que se le incluyeron los “derechos del hombre” y “derechos sociales”. Entre ellos encontramos la no reelección, se ratificó la soberanía y la organización federal; asimismo, se instauraron los derechos a la libertad de culto, de expresión y política, sobre todo en los municipios; así como el derecho a la educación laica y gratuita[5].

El 5 de febrero de 1917 la Constitución Mexicana fue publicada y se convirtió en la más avanzada de su época, y ha regido al país desde entonces[6]. Ese mismo año, en abril, Carranza asumió el poder como presidente constitucional; como tal se negó a participar en la Primera Guerra Mundial, ante la cual México sostuvo el principio de neutralidad.

Por otra parte, el 23 de abril de 1920, Adolfo de la Huerta, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles proclamaron el Plan de Agua Prieta, el cual estaba en contra del presidente Carranza: desconocía su nombramiento y establecía un interinato donde se convocaría a elecciones del Poder Ejecutivo. Por tal razón se incrementaron las diferencias entre los partidarios de Obregón y de Carranza, de tal manera que el segundo huyó a Puebla. No obstante, el exmilitar Rodolfo Herrero y su grupo sabían dónde estaba. Así pues, la madrugada del 21 de mayo Carranza murió asesinado en Tlaxcalantongo, Puebla[7]

En relación con este evento, el escritor Fernando Benítez escribió su obra El rey viejo, donde narra la huida de la capital y el magnicidio en Tlaxcalantongo.

Área Responsable