Nacimiento de Fernando Ortiz Fernández Humanista precursor de los estudios de la cultura afrocubana
“Nuestro amor por los libros, especialmente los libros viejos, en cuyas páginas podemos atisbar las siluetas del pasado esfumadas por el olvido, nos lleva a iniciar un esfuerzo que desde hace tiempo nos atraía, como atrajo a otros cubanos muchos más años atrás. En Cuba hay mucho libro cubano olvidado. Las ediciones, generalmente cortas y caras, se han agotado, a veces, con prontitud, y rara vez, aun siendo solicitadas, han merecido la reproducción librera.”
 
Fernando Ortiz Fernández
Abogado antropólogo, historiador, periodista
 
 
 

F ernando Ortiz Fernández nació el 16 de julio de 1881 en La Habana, Cuba. Fue abogado, antropólogo, musicólogo, historiador, periodista y diplomático cubano, importante estudioso de las raíces histórico culturales afrocubanas. Su vida estuvo dedicada al descubrimiento de lo cubano y al rescate y revalorización de la presencia africana en la cultura cubana. Indagó y profundizó en los procesos de transculturación y formación histórica de la nacionalidad cubana. De 1885 a 1898 estudió la carrera de derecho en la Universidad de La Habana. En 1898 viajó a España para continuar sus estudios en la Universidad de Barcelona, graduándose como licenciado en Derecho en 1900. Al año siguiente, recibió el doctorado en Derecho en La Universidad de Madrid[1].

En la vida de Fernando Ortiz, la arqueología ocupó un lugar importante: fomentó instituciones y espacios que facilitaron el estudio del pasado indígena y la protección de su legado cultural. Además, fundó la Junta Nacional de Arqueología y Etnología, de la cual fue presidente, y puso especial énfasis en insertar la arqueología y el tema indígena en los Congresos Nacionales de Historia[2].

Ortiz Fernández es considerado también el precursor de los estudios sobre la cultura de origen africano en Cuba. Fue uno de los grandes sabios cubanos, se le considera entre los universales hispanoamericanos, como al mexicano Alfonso Reyes. Su país natal fue su única gran obsesión, y afirmó que, sin negros, Cuba no sería Cuba. Así, inició su carrera profesional indagando en el hampa afrocubana, en la mala vida de las periferias habaneras ―siguiendo con ello las rutas de dos cubanos: el sociólogo, historiador y periodista José Antonio Saco, y el literato y periodista Miguel de Carrión―. Así entonces, inspirado en las tesis de sociología criminal de Enrico Ferri y Cesare Lombroso, elaboró sus propias teorías criminológicas y frenológicas en su libro Hampa afrocubana. Los Negros Brujos (Madrid, 1906, con prólogo de Lombroso[3]), y luego empleó, por primera vez en el siglo XX, el concepto afrocubano en 1910, en sus trabajos[4]:

  • Las Rebeliones de los Afrocubanos
  • Los Cabildos Afrocubanos

Su preocupación por la realidad y futuro de Cuba le llevó a militar en política en el Partido Liberal, en el que ocupó cargos desde 1915 a 1926, destacando sus funciones en la Cámara de Representantes en la que participó como representante designado por la Provincia de La Habana y Vicepresidente de dicha Cámara. Trabajó en favor de la democracia como único medio de salvaguardar la libertad y la soberanía nacional[5].

A lo largo de su vida, Ortiz recibió diversas condecoraciones y distinciones, como la medalla de socio de mérito de la Sociedad Económica de Madrid (1928), y los títulos de Doctor Honoris Causa en: Humanidades, por la Universidad de Colombia; Etnografía, por la Universidad de Cuzco, y Derecho, por la Universidad de Santa Clara, entre otras. Su último reconocimiento fue en el "Coloquio sobre las aportaciones africanas en América Latina y la zona del Caribe", organizado por la UNESCO en 1968. Su destacada obra como hombre de ciencias e investigador de trascendentales proyecciones humanas lo colocan entre los grandes de la cultura universal[6]. Murió a los 87 años, el 10 de abril de 1969, en La Habana, Cuba. “Los Negros Brujos”, primera obra donde recogía y aplicaba las teorías más modernas de la época para explicar la criminalidad de Cuba. Fragmento:

[...] el asesinato de la niña Zoila debe interpretarse como un caso de simple hechicería; así como se cree en África que comiendo el cerebro de un caudillo enemigo se adquiere todo el valor de éste, y que el niño amamantado por muchas mujeres poseerá numerosas dotes intelectuales, así se habrá creído que el corazón de una niña, comido por una mujer estéril, había de ocasionar la fecundidad de ésta. Todo lo cual no impide la verosimilitud del hecho de haber sido ofrendados los miembros de la infeliz niña ante las imágenes de Santa Bárbara y del Anima Sola, de Shangó y de Eleguá.


[1] https://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/ortiz_y_fernandez.htm
[2] https://enciclopediapr.org/encyclopedia/fernando-ortiz-fernandez/
[3] https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3634356.pdf
[4] http://www.granma.cu/pensamiento/2019-07-16/fernando-ortiz-una-obra-de-fundacion-16-07-2019-23-07-31
[5] https://www.berose.fr/IMG/pdf/naranjo_2016.pdf
[6] http://www.fundacionfernandoortiz.org/index.php/fernando-ortiz/bio-completa.html

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