“La Nación que tanto tiempo estuvo aletargada, despierta repentinamente de su sueño a la dulce voz de libertad.”
 
Miguel Hidalgo y Costilla
Sacerdote, iniciador de la Independencia de México
 
 

Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte y Villaseñor nació el 8 de mayo de 1753 en la hacienda de San Diego de Corralejo, Pénjamo, Guanajuato. Miguel Hidalgo considerado el “Padre de la Patria” e iniciador del movimiento social revolucionario por la Independencia de México que culminó con la formación del Estado Mexicano[1].

Hidalgo es una de las figuras más paradigmáticas de la historia de los movimientos independentistas de América, cuyas características ha suscitado las polémicas enconadas hasta nuestros días. Por una parte, es el sacerdote y teólogo influido por algunas de las corrientes renovadoras más importantes del pensamiento católico de finales del siglo XVIII como lo eran el jansenismo y el galicanismo, teologías que aunque renovadoras al interior de la Iglesia, muy poca relación podían tener con el pensamiento ilustrado y liberal de ese momento. Por otro lado, es el líder popular que encabeza el inicio de un movimiento que sin organización inicial va creciendo y sumando seguidores a su causa. A diferencia de los movimientos de independencia sudamericanos que son encabezados principalmente por una élite criolla ilustrada, el levantamiento que encabeza Hidalgo es inicialmente una vasta movilización popular que se funda en valores tradicionales y no propiamente ilustrados. No obstante la importancia del personaje, esta disputa ha continuado a lo largo de más de 200 años[2].

Miguel Hidalgo realizó una carrera académica brillante desde el seminario. Obtuvo el título de bachiller en teología por la Universidad de México. Talento tenía de sobra: llegó a dominar el latín y el francés, la lengua de la diplomacia y la cultura ilustrada, y aprendió otomí y nociones de náhuatl y purépecha. Estaba familiarizado con los autores clásicos y de la Ilustración como Cicerón, Ovidio, Virgilio, los Padres de la Iglesia y algunos humanistas, lo cual se refleja en sus escritos. Sus compañeros de aula lo apodaron “El Zorro”, por la agudeza de su argumentación, la facilidad que mostraba en los estudios, la lógica escolástica y su dominio de la teología moral. Su Disertación sobre el verdadero método de estudiar teología escolástica le valió un premio y, entre 1782 y 1792, impartió clases de latín, filosofía y teología en el colegio de San Nicolás, años en los que se consolidó, a juicio de sus contemporáneos, como el “mejor teólogo de esta diócesis” y “uno de los más finos teólogos” de la Nueva España[3].

Su prestigio intelectual y académico fue legendario, al grado que otros caudillos, como José María Morelos, aseguraron haber “entrado en la revolución movido en parte por el respeto que debía al cura Hidalgo”. Su familiaridad con obras de teólogos como el belga Carlos Renato Billuart o el español Juan Caramuel, fueron las vías por las que llegó a afirmar la naturaleza del hombre como animal social, la soberanía popular y la legitimidad de la insurrección contra la tiranía cuando se pronunciaba contra el bien común[4]. Es bien conocida la debilidad que sentía por la literatura francesa, especialmente por autores del siglo XVII como La Fontaine, Racine y Molière. A su casa parroquial le apodaban “la Francia chiquita”, porque en ella se interpretaba música francesa, se representaban obras teatrales y durante las tertulias se discutían las ideas ilustradas y las obras de los enciclopedistas. Tanta era la afición de Hidalgo por Molière, que tradujo al castellano Tartufo o El impostor, cuyo mensaje le parecía muy representativo de la actitud de los falsos devotos[5].

Hidalgo vivía en una época que se iba dejando atrás a la Nueva España de los primeros siglos de la conquista. A partir del siglo XVIII, la casa de los Borbónes, de origen francés, promovió un nuevo estilo de gobernar, acorde con el “Siglo de las Luces”, realizando profundas transformaciones económicas, políticas, sociales y culturales en todos sus dominios con la finalidad de centralizar el poder y tener mayor control de la sociedad y las instituciones. En la Nueva España, estas reformas limitaron la autonomía de la Iglesia, de los cabildos indígenas, de los comerciantes de la Ciudad de México y del propio virrey, sometiéndolos a una estrecha vigilancia por parte de la corona, ejerciendo la política en la modalidad del “Despotismo Ilustrado”. Las necesidades financieras de la casa de Borbón exigían el aprovechamiento óptimo de los recursos coloniales. Para 1799, el obispo de Morelia, Manuel Abad y Queipo, dirigió al monarca una Representación, en los cuales manifestó su inconformidad sobre la desaparición del fuero eclesiástico y otras reformas que habían afectado a la Iglesia. También denunció los graves malestares sociales que sufrían los novohispanos:

  1. en la Nueva España sólo hay ricos y pobres, nobles y miserables;
  2. los españoles son apenas un décimo de la población, pero poseen casi todas las propiedades y riquezas;
  3. los indios, mestizos y las castas “son criados, sirvientes o jornaleros”;
  4. las castas son despreciadas por ser descendientes de esclavos africanos;
  5. la injusticia en el reparto de la riqueza y en el desempeño de oficios provoca un enorme odio social. Estas desigualdades se acentuaron con la acometida fiscal de 1804[6].

 

No fue Hidalgo ni su grupo de conspiradores el primero en considerar una solución armada contra las injusticias del gobierno virreinal. En 1793 fue descubierta en Guadalajara una conspiración de 200 criollos dirigidos por el sacerdote Juan Antonio de Montenegro, vicerrector del colegio de San Juan Bautista. Al año siguiente, en la capital de la Nueva España, se produjo la conjura del contador Juan Guerrero. En 1799, también en la Ciudad de México, tuvo lugar la conspiración de los machetes. Una década más tarde, se descubrió otra más en Valladolid, y se dijo, sin probarlo, que tenía ramificaciones en San Miguel y Querétaro[7].

El desarrollo de los acontecimientos políticos metropolitanos y novohispanos, llevó a los descontentos a formar en diversas ciudades grupos que se congregaron abiertamente a conspirar. En Querétaro, uno de los más importantes con los esposos Domínguez, el padre Iturriaga, Allende, Hidalgo, el padre José María Sánchez y los hermanos González. En San Miguel previamente existía un grupo con los Aldama, en San Luis el religioso Villerias estableció uno importante y en todo el centro del país preparaban planes, donde se entremezclaba el descontento político, las reivindicaciones sociales, reparto de tierras, y más. Se elaboran armas, y se prepara un levantamiento armado encabezado por Hidalgo programado para diciembre de 1810. Los conjurados deseaban expulsar a los españoles, constituir un Congreso en México, con una forma de gobierno autónoma, se menciona la constitución de una República federativa según el modelo norteamericano. Los preparativos fueron tan visibles y las indiscreciones tan frecuentes, que la conjura de Querétaro fue descubierta y denunciada desde agosto, y las autoridades emiten ordenes de aprehensión, por lo que los dirigentes, Hidalgo, Allende, Aldama y Abasolo se reúnen en la casa del cura, quien con valor y decisión decide lanzarse a la revolución[8].

Al grito de ¡Muera el mal gobierno!, ¡Viva América!, ¡Viva la independencia!, se inicia el más grande movimiento popular, la mayor conmoción social en México comparable a la revolución 1910. Con el Grito de Dolores se llamó a la sublevación e inició el movimiento revolucionario de Independencia el 16 de septiembre de 1810. 600 hombres sumo el ejército de Hidalgo al salir de Dolores, en Atotonilco tomo como bandera una imagen de la Virgen de Guadalupe con la cual imprimió un sentido nacionalista religioso a la lucha y de pueblo en pueblo llego a Celaya con un ejército de más de 4000 hombres. El 28 de septiembre después de sangrienta lucha en Guanajuato la Alhóndiga, último reducto de los realistas, cayó en poder de las huestes de Hidalgo que ya sumaban 50,000 hombres, se estableció en el lugar una casa de moneda y una fundición de cañones[9].

Hidalgo había sido ya nombrado Capitán General mientras que Allende Teniente General. El 24 de septiembre las autoridades eclesiásticas habían lanzado edictos de excomunión para Hidalgo y sus seguidores, reabrieron el proceso que la Inquisición le hiciera años atrás, medidas que Hidalgo señalo como instrumentos de presión política, sin validez, esgrimidas para amedrentar a débiles e incautos. Deslindo la libertad del individuo para darse la forma de gobierno que eligiera sin menoscabo de sus ideas y creencias, es decir deslindo la esfera religiosa, de la política, y por otro lado esboza sus ideas respecto a la lucha que había emprendido, su deseo de constituir una Nación, a partir de ahí se precisan las ideas no solo políticas de los insurgentes sino sus deseos de una reforma social y económica. [10].

El 17 de octubre, en la ciudad de Valladolid, Hidalgo hizo publicar el decreto de abolición de la esclavitud. En Charo se le unió Morelos, a quien encargo organizar la insurrección en el sur del país. El 22 de octubre, en Zinapécuaro, fue nombrado Generalísimo y al día siguiente nombró secretario particular a Ignacio López Rayón. El 30 de octubre salió por el camino de México y libró enconada batalla contra las fuerzas realistas de Trujillo, a las que derrotó en el Monte de las Cruces. Los insurgentes avanzaron hasta Cuajimalpa e Hidalgo envió mensajes al virrey para que se rindiera sin recibir respuesta. El 2 de noviembre Hidalgo y sus huestes regresaron por el mismo camino sin haber intentado tomar la capital del Virreinato y sin que se conozcan los motivos por los cuales se decidió la retirada, con destino a Valladolid, donde el 12 de noviembre lanzó un manifiesto llamando a la unión de los americanos y en el que proponía el establecimiento de un Congreso compuesto por representantes de todas las ciudades. Mientras tanto Guadalajara había sido tomada por las fuerzas de José Antonio Torres y Miguel Gómez Portugal, quedando bajo control de los insurgentes, los insurgentes se reúnen ahí el 26 de noviembre con gran recibimiento popular y permanecen por un tiempo[11].

El 12 de enero de 1811 Hidalgo supo la posición y planes del enemigo y contra la opinión de Allende, decidió presentar batalla campal a los realistas. El 17 se entabló el combate que duró seis horas y en el que los insurgentes fueron severamente derrotados. Hidalgo regresó con parte de sus tropas a Guadalajara y luego salió para Aguascalientes y Zacatecas. En la hacienda de Pabellón lo alcanzaron Allende y otros jefes, quienes lo responsabilizaron de la derrota y lo despojaron del mando militar[12].

El 16 de marzo los insurgentes salieron de Saltillo con rumbo a Chihuahua y después a Estados Unidos. Sin embargo, Francisco Ignacio Elizondo, un capitán de milicia retirado, fraguó por cuenta de los realistas un plan para aprehender a Hidalgo y a los principales caudillos. En Coahuila el 19 de marzo fingiéndose partidario de Hidalgo, auxiliado por indios comanches y lipanes preparó una emboscada donde fueron aprendidos, cerca de las Norias de Baján, el 22 de marzo los llevó a Monclova, de ahí 4 días después, se les trasladó a través del desierto extremoso a Chihuahua, donde Hidalgo fue recluido en el antiguo Colegio de la Compañía de Jesús, donde fue sometido a doble proceso, militar y civil, y el eclesiástico, tras su previa excomunión[13]. Ya en Chihuahua Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez como reos se les nombró una junta militar 6 de mayo para que les tomaran declaración y sentenciado. Del 7 al 9 de mayo, por la mañana y tarde, Ángel Abella interrogó a Hidalgo para formar el proceso militar que concluiría con su fusilamiento y cruel decapitación[14].

Mientras Miguel Hidalgo exhalaba su último aliento frente al pelotón de fusilamiento, el movimiento independentista que había iniciado se expandía por otras regiones de México. Tras el establecimiento de la República Mexicana, en 1824, se le reconoció como Primer insurgente y Padre de la Patria. En su honor, un estado de la República y la ciudad de Dolores, llevan su nombre. El 16 de septiembre, día en que proclamó su rebelión, se celebra el Día de la Independencia en México[15].

En cuanto a la proclamación de la independencia, es justo recordar que se unió un grupo conglomerado de individuos que buscaban que México fuera una Nación independiente, lo que dio como resultado un largo proceso que involucró la pérdida de muchas vidas, pero también la unión de un pueblo por un objetivo común, la libertad. Mismo derecho que hoy como individuos se nos es otorgado mediante la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en nuestro artículo 1ro.


[1] https://inehrm.gob.mx/work/models/inehrm/Resource/283/1/images/MIGUELHIDALGO%20ARTICULO.pdf
[2] https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/6/2918/6.pdf
[3] https://inehrm.gob.mx/work/models/inehrm/Resource/283/1/images/MIGUELHIDALGO%20ARTICULO.pdf
[4] https://www.colmich.edu.mx/relaciones25/files/revistas/013/CarlosHerrejon.pdf
[5] https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/6/2707/11.pdf
[6] https://inehrm.gob.mx/work/models/inehrm/Resource/283/1/images/MIGUELHIDALGO%20ARTICULO.pdf
[7] ídem
[8] https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/6/2707/11.pdf
[9] https://www.gob.mx/sedena/documentos/8-de-mayo-de-1753-natalicio-de-don-miguel-hidalgo-i-costilla
[10] https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/6/2707/11.pdf
[11] https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/6/2918/6.pdf
[12] ídem
[13] https://kioscodelahistoria.mx/la-sentencia-de-degradacion-de-hidalgo/
[14] https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/6/2918/6.pdf
[15] https://www.banxico.org.mx/billetes-y-monedas/miguel-hidalgo-costilla-biogr.html

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