Valentín Gómez Farías Padre del liberalismo mexicano. Aniversario luctuoso 5 de julio

Valentín Gómez Farías nació el 14 de febrero de 1781, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, y falleció el 5 de julio de 1858 en la Ciudad de México. Fue médico, diputado liberal y presidente interino de México durante varios periodos breves. Suprimió la Universidad Pontificia de México y creó en su lugar la Dirección General de Instrucción Pública para el Distrito y Territorios de la Federación. Confiscando varias propiedades de la iglesia que sirvieron para crear nuevos organismos como el Establecimiento de Ciencias Médicas (hoy la Facultad de Medicina); una biblioteca nacional; el Establecimiento de Bellas Artes que debía ocuparse de museos e institutos.[1]

En 1807 se graduó en la carrera de medicina, ejerciendo su profesión en Aguascalientes. Fue ahí donde inició su actividad política al ser elegido regidor del Ayuntamiento en 1820, gracias a su destacada labor social. Entre 1823 y 1824 participó como diputado por Zacatecas en las sesiones del Congreso Nacional Constituyente, asumiendo como ideología el federalismo. El 28 de diciembre de 1824 rindió protesta como senador por el estado de Jalisco, siendo reelecto en 1826. Llegó a presidir el Senado.[2]

Cuando en 1933 el general Antonio López de Santa Anna fue declarado presidente de la República, Valentín Gómez Farías obtuvo el cargo de vicepresidente. Fue así como durante varias ocasiones sustituyó a Santa Anna en sus labores presidenciales. Dándose a la tarea de organizar el gobierno y contribuir al establecimiento del estado de derecho, sentó las bases jurídicas para la separación de la Iglesia y el Estado y abolir los privilegios del clero y el ejército. Como un reformista por convicción, fue él quien antepuso el predominio del Estado laico en los asuntos de orden civil.[3]

Entre los esfuerzos más relevantes de este personaje podemos destacar el haber promovido importantes iniciativas, leyes y decretos, tendentes a reformar el Gobierno en temas como la libertad de pensamiento y de expresión, la prohibición de la intervención del clero y el ejército en asuntos políticos y la desamortización de los bienes de la iglesia, a causa de que estas propiedades no eran utilizadas en beneficio de los mexicanos e impedían el desarrollo de la nación. Tales iniciativas provocaron el descontento de los conservadores y fueron obstaculizadas cuando Santa Anna retomó las riendas del país a finales de 1833, derogando las reformas liberales.

Las leyes de Gómez Farías impedían el monopolio de la Iglesia en la enseñanza y ampliaban las posibilidades de adquirir estudios y educación mediante la apertura de escuelas nocturnas para jóvenes trabajadores y la creación de escuelas normales para maestros. También clausuró la Real y Pontificia Universidad de México, ya que por el carácter religioso de su educación no podía satisfacer las necesidades de la sociedad del México independiente de aquel momento. Esta acción modernizadora abrió una nueva etapa para la educación nacional.[4]

Debido a que durante sus mandatos presidenciales instrumentó una serie de acciones que se conocen como la Pre-Reforma, se le considera como “el Padre del liberalismo mexicano”. Falleció en la Ciudad de México el 5 de julio de 1858. Sus restos fueron trasladados a Mixcoac para ser inhumados en el jardín de su casa. Algunos años después, el 24 de marzo de 1868, su nombre se inscribió en letras doradas en el recinto de sesiones del Congreso de la Unión.[5]