Semana Mundial del Espacio.  Entrada en vigor del primer tratado para usos pacíficos del espacio.
“No tenemos tiempo que perder. Necesitamos preservar y salvar el planeta Tierra y desarrollar nuestro futuro de manera sostenible.
 
Simonetta Di Pippo
Profesora de Práctica de la Economía Espacial, directora de SEElab
2022
 
 

El 6 de diciembre de 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante su resolución A/RES/54/68, declaró la Semana Mundial del Espacio, comprendida entre el 4 y el 10 de octubre, con el objetivo de celebrar cada año a escala internacional las contribuciones de la ciencia y la tecnología espaciales al mejoramiento de la condición humana. De esta forma, la Semana Mundial del Espacio se ha convertido en la mayor celebración sobre los beneficios del espacio para la humanidad[1].

Lo que se pretende en esta semana conmemorativa es inspirar a los estudiantes, educar al público sobre las actividades espaciales y fomentar la cooperación internacional en la divulgación y la educación sobre el espacio[2].

La Semana Mundial del Espacio enmarca dos sucesos espaciales de gran importancia: el lanzamiento al espacio de Sputnik 1, el primer satélite artificial hecho por el ser humano que abrió el camino para la exploración espacial un 4 de octubre de 1957. Así como la entrada en vigor del primer tratado para usos pacíficos del espacio firmado el 10 de octubre de 1967 sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización del espacio y cuerpos celestes.

Para el tema de este año, el Consejo de Dirección de la Asociación de la Semana Mundial del Espacio, en estrecha coordinación con la Oficina de Asuntos del Espacio Ultraterrestre de las Naciones Unidas ha seleccionado “El espacio para la sostenibilidad” como el centro de las celebraciones. La temática de abordará desde dos frentes, lograr la sostenibilidad en el espacio y conseguir la sostenibilidad desde el espacio. Así, se busca pensar en la forma en que la humanidad utiliza el espacio para el desarrollo, pues, desde la observación de la Tierra es posible impulsar un cambio en el planeta[3].

La invitación a participar está abierta a todos, agencias gubernamentales, compañías, organizaciones, profesores y escuelas. Durante estos días se espera generar una reflexión sobre la manera en que la ciencia y la tecnología del espacio y sus aplicaciones se utilizan cada vez más en apoyo de una amplia gama de actividades de las Naciones Unidas. Pues al menos 25 entidades de las Naciones Unidas y del Grupo del Banco Mundial utilizan normalmente aplicaciones de este tipo[4].

La primera participación de nuestro país en la Semana Mundial del Espacio ocurrió en 2009 a través del Universum Museo de las Ciencias. Para 2018 se logró la participación de más de 170 mil asistentes en 160 ciudades y 313 sedes[5].

Actualmente, México impulsa una agenda de cooperación espacial en la CELAC, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños a través de la propuesta de construcción del primer nanosatélite en colaboración con los países miembros[6]. Además, se busca utilizar la tecnología espacial para apoyar la productividad agrícola, la exploración petrolera y minera, la inteligencia urbana y la cartografía; así como el impulso de la conectividad y el internet, la educación a distancia o el aprovechamiento de la infraestructura de comunicaciones para acercar los servicios de salud mediante la telemedicina a regiones aisladas de nuestros países.

En el marco de la VI Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), desarrollada en la Ciudad de México, el 18 de septiembre de 2021, se firmó el Convenio Constitutivo de la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE), como un organismo internacional encargado de coordinar las actividades de cooperación en el ámbito espacial de los países latinoamericanos y caribeños, para el uso y exploración pacífica del espacio ultraterrestre, la Luna y otros cuerpos celestes.

La ALCE es una organización internacional con fines pacíficos, en beneficio de la cooperación entre los Estados miembros, sin discriminaciones, en las actividades de exploración, investigación, tecnología espacial y sus aplicaciones, que contribuyan y fortalezcan el desarrollo integral y sustentable del ámbito espacial de la región, en beneficio de la población latinoamericana y caribeña.

Entre las actividades que se prevén comenzar a impulsar con la creación de la ALCE se destaca la necesidad de generar información espacial relacionada con el cambio climático y coordinar esfuerzos para la gestión de emergencias ambientales. En este sentido, se propone desarrollar un sistema de alerta temprana para la prevención de desastres causados por fenómenos naturales y antrópicos, a partir del intercambio de datos satelitales y la adopción de metodologías y herramientas comunes que puedan ser empleadas en la región. También se buscará promover la implementación de la Agenda Espacio 2030 en la región.

Las actividades desarrolladas en el ámbito de la ALCE se llevarán a cabo considerando las prioridades de la región, la contribución al desarrollo sostenible y al fortalecimiento del ámbito espacial regional, en beneficio de la población latinoamericana y caribeña[7].

En cuanto al espacio y el derecho internacional, el Tratado del Espacio Exterior, ratificado por 103 estados miembro de las Naciones Unidas establece que todas las actividades en el espacio deberán regirse por la Ley Internacional, proporcionar libre acceso al espacio y a todos los objetos celestes sin interferencias y sin ser reclamados por ningún estado o individuo. En el espacio solo podrán desarrollarse actividades pacíficas. Entendiendo que el espacio exterior y los cuerpos más allá de nuestro planeta sin propiedad conjunta de toda la humanidad[8].

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