"Salvo pequeños incidentes, los obreros de las fábricas textiles de cinco estados del país aceptaron el laudo de (Porfirio) Díaz. Pero el domingo 6 de enero en el Teatro Gorostiza de Orizaba, rodeado de fuerzas rurales y policías, se efectuó una caldeada asamblea. A las cinco de la mañana del día siguiente sonó el silbato de la fábrica de Río Blanco. Un grupo de obreros encaminó sus pasos hacia ella, pero no con la intención de reanudar sus labores, sino de incendiarla junto con los patrones y recortados -así se les llamaba en esa época a los esquiroles- que en número menor se encontraban dentro del edificio."
Salvador Hernández Padilla
Libro: El magonismo: historia de una pasión libertaria
 

En Orizaba Veracruz, el 7 de enero de 1907, cerca de dos mil obreros de la fábrica textil de Río Blanco se amotinaron afuera de las instalaciones de esa empresa para protestar contra la sentencia del gobierno dictatorial de Porfirio Díaz, que ordenaba el regreso al trabajo tras una suspensión de labores promovida por los empresarios, e instaba a los trabajadores a terminar con su huelga. El problema se centró en las demandas del sector obrero por la mejora de las condiciones laborales, la obtención de un salario digno y la regulación del trabajo infantil, entre otras, mediante el Círculo de Obreros Libres, su organización representante [1]. La rebelión obrera por presión patronal y presidencial abarcó también las ciudades de Puebla, Tlaxcala y la Ciudad de México. Este movimiento obrero es considerado antecedente de la Revolución Mexicana.

Todo había comenzado meses atrás, cuando se había prohibido a los trabajadores que formaran organizaciones o iniciaran cualquier revuelta o manifestación para defender sus derechos laborales, castigando con multas e inclusive prisión a quienes desobedecieran. No obstante, esta prohibición, en junio de 1906, en Sonora, trabajadores de las Minas de Cananea hicieron estallar una huelga por salarios más altos y trato igualitario para trabajadores mexicanos, quienes en comparación con los empleados estadounidenses padecían discriminación. Varios mineros murieron y otros fueron heridos[2]. No conformes con esta situación, en diciembre de 1906 los empresarios habían impuesto un nuevo reglamento laboral: ampliaba las causas de multas y generalizaba el horario de catorce horas diarias. El llamado Reglamento de Noviembre prohibía a los obreros “recibir en su casa visitas de amigos y parientes en referencia a los agentes magonistas y leer periódicos o libros que no sean previamente censurados y por ende autorizados por los administradores de la fábrica”; exigía “aceptar sin reserva los descuentos en sus salarios para fiestas cívicas o religiosas, pagar el importe de las ‘canillas’ y ‘lanzaderas’ que se destruyan por cualquier causa, y cumplir estrictamente con la jornada de seis de la mañana a ocho de la noche, con derecho a disfrutar de tres cuartos de hora para tomar alimentos” [3].

Rio Blanco era la fábrica más grande del valle de Orizaba, cuna de la primera autentica organización obrera, ahí se reunían clandestinamente un grupo de obreros bajo el liderazgo de Manuel Ávila obrero, José Rumbia profesor juarista, José Neyra obrero influenciado por las ideas de los miembros del Partido Liberal Mexicano (PML). En de 1906, crearon el Gran Circulo de Obreros Libres su objetivo: organizar a todos los trabajadores del país para luchar contra el capitalismo y la dictadura de Díaz, y mantener relaciones con la Junta revolucionaria del PLM en St. Louis Missouri, EUA, pronto fundaron sucursales en las principales fábricas de la región y prepararon la publicación de un periódico La Revolución Social. Del cual salieron solo tres ejemplares debido a que las autoridades desataron su persecución contra los periodistas, obligándolos a huir de Veracruz, debilitando el movimiento, sin embargo, el movimiento se reorganizo y vitalizo y lograron huelgas triunfantes en Orizaba y el resto del país[4].

A inicios del SXXI la situación de la industria textil cambio y se encontraba ante una caída del mercado y el alza de costos industriales, por lo que, en 1906, un año antes de los eventos de Rio Blanco, decidieron pasar el costo a los obreros. Así agrupados los empresarios en el Centro Industrial Mexicano (CIM) publicaron un reglamento para las fábricas de puebla y Tlaxcala, los obreros intentaron negociar, y después se fueron a la huelga regional, los empresarios buscaron la intervención de Díaz y declararon paro patronal y despidiendo a 30,000 obreros de todo el Valle de Orizaba [5]. El presidente pidió los puntos a negociar y emitió su laudo el día 4 de enero. Los obreros de Puebla y Tlaxcala elaboraron su contra reglamento y los del Valle de Orizaba se fueron a la huelga, pero siguieron trabajando, y recibiendo ayudas del altiplano, permaneciendo relativamente fuera del conflicto.

Para el 24 de diciembre de 1906 llegaron los obreros y se encontraron con la fábrica de Rio Blanco cerrada hasta nuevo aviso, la situación tomo desprevenidos a los obreros se suspendieron las actividades en general, y el paro se prolongó, el desempleo y el aumento de precios, los llevo a recurrir al empeño y búsqueda de créditos en la tienda de Raya que se los negaba. El 6 de enero 1907, en Orizaba se leyó el laudo presidencial, los obreros de todo el Valle asistieron esperando ansiosos el regreso al trabajo. El laudo indicaba que todos los obreros debían regresar a sus puestos sujetos a los reglamentos vigentes al tiempo del cierre de las fábricas, y prometía introducir varias reformas, que favorecerían a los obreros, en salarios, servicio médico, entre otras, pero más adelante el laudo dio un giro perjudicando ampliamente a los trabajadores, se establecía el control en la vida personal, laboral y sindical a través de libretas personales supervisadas por los administradores, y se prohibían las huelgas ya que las quejas solo se podrían presentar por escrito, si la respuesta no satisfacía a los obreros podían renunciar, también se establecía la censura sobre quienes debían dirigir los periódicos obreros a fin de evitar las doctrinas subversivas que extraviaran a los obreros. Los obreros no aceptaron que no solo se inmiscuyeran en su vida laboral sino también personal y sindicalista, tampoco les quitaron las multas que se les imponía. Rafael Moreno y Manuel Juárez encabezaron la protesta contra el intento de coartar la militancia de los obreros[6].

De este modo al día siguiente el 7 de enero de 1907 los trabajadores decidieron alzar la voz, estalló la huelga en la región del Valle de Orizaba, los obreros de las fábricas textiles se levantaron contra las malas condiciones de trabajo al que eran sometidos. Al amanecer de ese día, cuando sonó el silbato en las fábricas del Valle muchos obreros se negaron a entrar, en algunos otros centros algunos cedieron. Los empleados descontentos con el laudo de Díaz, iniciaron un motín que se extendió inmediatamente por toda la región y hacia el centro del país.

Fue en Rio Blanco donde culmino de manera trágica, ahí estallo el furor general, los obreros llegaron y algunos fueron entrando poco a poco menos de 300 obreros, pero después dos hileras de mujeres se colocaron a ambos lados de la puerta gritándoles con insultos a todos que estaban rompiendo la solidaridad proletaria y traicionando sus propios derechos; como la efervescencia crecía con la llegada de más obreros, los porteros cerraron la puerta y se convocó ir a la tienda de raya, donde sucedió un incidente que culminó cuando un empleado disparo contra los obreros matando a uno de ellos, provocando la reacción de los obreros, quienes respondieron a pedradas contra la llamada "Casa Azul" .

La muchedumbre se dirigió a Nogales y el saqueo se extendió en la casa de empeño y las diversas tiendas y comercios propiedad del mismo dueño de la tienda de raya, y marcharon hacia Santa Rosa “Parecía un día de fiesta —relató uno de los obreros—, caminábamos a gritos y cantando. Nos sentíamos libres y dueños de nuestro destino, después de tanta miseria y opresión.” Un segundo grupo retrasado, encabezado por mujeres con Lucrecia Toriz, a la cabeza con un pendón del Circulo Recreativo Mutualista Morelos, Mariana Martínez y Filomena Pliego arengaban a la población, alguien les aviso que en la cárcel del pueblo estaba llena de obreros, sin saber que habían sido liberados, se dirigieron hacia allá, les tendieron una celada, las esperaban fuerzas del 13° Batallón, que habían llegado a las 9 de la mañana con el teniente Dorado al mando quien a Lucrecia Toriz que venía al frente la agarro a sablazos hasta dejarla inconsciente [7], también dispararon contra la multitud, matando a 17 obreros e hiriendo a ochenta.

Por la tarde los obreros regresaron a Río Blanco, se apoderaron de armas en las casas de empeño y llegaron a dominar en combate a los federales en algunas estaciones ferroviarias entre Orizaba y Maltrata. Al terminar aquel día, había 200 detenidos en la fábrica de Río Blanco; a varios se les fusiló en el lugar. La intervención de efectivos del ejército dejó como saldo 200 obreros asesinados, 400 prisioneros, 25 soldados fenecidos, 40 heridos y más de 1500 despedidos[8].

El 9 de enero los obreros regresaron al trabajo, pero sólo se presentaron 5,512 de los 7,083 que laboraban en el cantón de Orizaba antes del paro patronal. Con la finalidad de poder concluir con los acontecimientos de Río Blanco se fusiló a los líderes de movimiento: Ricardo Moreno y Manuel Juárez. Quienes escaparon fueron perseguidos y buscados en las montañas y en las casas de los miembros del colectivo. La represión fue terrible para los obreros de Río Blanco y evidenció el clima laboral adverso al que eran sometidos la inmensa mayoría de los trabajadores en México[9].

Fueron días difíciles para el movimiento del Valle de Orizaba, sus antiguos dirigentes estaban en la cárcel o habían huido, los nuevos decididos que surgían pronto se incorporaban, no obstante, el movimiento seguía. A mediados de junio fue una mujer Rafaela Junquera, obrera de "Santa Gertrudis", la que instigaba a la huelga. Pero las autoridades andaban prestas y pronto fue aprehendida. Los obreros pagaban duramente por los hechos del 7 de enero de 1907, pero todavía vendrían otros movimientos y luchas que enfrentar hasta la actualidad.

La represión en Cananea y Río Blanco provocó que el régimen de Díaz sufriera una fuerte erosión en su legitimidad. El estigma de su gobierno como represor se propagó[10].

Diez años después de esos lamentables sucesos, se redactó el artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual nos dice: “Toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil; al efecto, se promoverán la creación de empleos y la organización social de trabajo, conforme a la ley.” Se divide en dos apartados. El A se refiere a los derechos y obligaciones del capital y el trabajo, entre ellos encontramos la regulación de la duración de la jornada de trabajo, la prohibición de laborar para menores de 14 años, el descanso semanal obligatorio, los derechos de las mujeres embarazas, el derecho al salario mínimo, la igualdad salarial en trabajos iguales, entre otros. El apartado B regula el trabajo de los empleados al servicio del Estado, entre sus puntos tenemos: el derecho al descanso semanal, el derecho a gozar de vacaciones, las normas protectoras del salario, el derecho a la estabilidad en el empleo, el derecho al sindicalismo, la seguridad social, entre otros[11].

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