Muere Demetrio Vallejo, dirigente obrero, líder de los trabajadores ferrocarrileros, defensor del derecho de huelga, por lo que estuvo preso en 1959
“Su fama de defensor de problemas laborales llegó a Veracruz, y lo llamaron hasta instituciones petroleras y gubernamentales, y muchachas explotadas por sus patrones, porque él defendió también hasta sirvientas”.

Elena Poniatowska
Escritora

 

Nació el 7 de noviembre de 1910 en el poblado de El Espinal, ubicado en el istmo de Tehuantepec, Oaxaca. Fue hijo de Demetrio Vallejo y Luisa Martínez, campesinos de origen zapoteco. Su infancia transcurrió en la estación de ferrocarril de Mogoñé, ubicada en la frontera de Veracruz[1]. Cuando tenía 14 años, su padre murió y él comenzó a trabajar como telegrafista. Poco a poco aprendió a leer y empezó a conseguir libros de temáticas marxistas y socialistas.

Con base en la experiencia de su labor fue tomando conciencia de las arbitrariedades cometidas contra los trabajadores. Por tal razón, en 1933, una vez que se formó el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM) en 1933, Vallejo se afilió al sindicato. Años después ingresó al Partido Comunista Mexicano (PCM)[2].

En 1937, en Coatzacoalcos, Veracruz, fue nombrado secretario de organización en el Comité de la Federación de Trabajadores del Sur de la Confederación de Trabajadores de México (CTM). A partir de ese nombramiento, comenzaron los conflictos con la dirección nacional de la CTM, encabezada por Fidel Velázquez. En los siguientes años, continuó sus actividades a favor de los trabajadores, en especial asesorando a los trabajadores petroleros de la región. Debido a su apoyo a huelgas y protestas en contra de los empresarios y el gobierno, por primera vez fue arrestado por la policía local y estuvo tres días en la cárcel, posteriormente salió bajo fianza[3].

En 1948, Vallejo participó en el movimiento sindical ferrocarrilero, que pretendía independizarse del corporativismo del Partido Revolucionario Institucional (PRI). No obstante, el proyecto fue derrotado, por lo cual se instauro un sindicato “charrista”; es decir, existía una imposición de dirección política por parte del partido oficial[4]. A pesar de la derrota, Vallejo difundió entre sus compañeros la necesidad de recobrar la independencia sindical.

El momento llegó en 1958. En ese año, el panorama general del país era complicado, porque se detuvo el crecimiento económico, además de que había desconfianza de la inversión privada. En consecuencia, se incrementaron los precios en los productos de consumo. Ante ello, surgieron diferentes movimientos reivindicativos dirigidos por los sindicatos de telegrafistas, electricistas, telefonistas, petroleros, maestros y, por supuesto, ferrocarrileros[5].

En ese contexto, en mayo del mismo año, Vallejo asistió a la reunión de la Gran Comisión Pro-Aumento de Salarios, convocada por la asamblea del STFRM en la Ciudad de México. En la junta se acordó el Plan del Sureste, donde demandaba un aumento salarial, mejoras de prestaciones laborales y elegir nuevos dirigentes. Entonces se organizó una serie de paros escalonados convocados por Vallejo, los cuales rebasaron totalmente a la dirección del sindicato y doblegaron al gobierno, que terminó por otorgar el alza que los obreros exigían[6]. Así que iniciaron las manifestaciones posteriores: exigían libertad de los presos. Durante los mítines, los ferrocarrileros demostraron su lealtad a Vallejo cuando declaraban que solo volverían a sus labores “hasta que su líder, Demetrio Vallejo, se los ordene personalmente”.

No obstante la labor política y de movilización de Vallejo, las condiciones laborales seguían sin avances, por lo cual el 25 de febrero de 1959 convocó a una huelga nacional. La respuesta del gobierno fue negativa ante sus peticiones, de ahí que se incrementaran los despidos y detenciones arbitrarias. Debemos recordar que, en esos momentos, los medios de comunicación comentaron que era un movimiento provocado por la injerencia soviética en México, ya que el STFRM era un espacio “secuestrado” por comunistas[7]. Entonces, se fue elaborando un discurso oficial anticomunista, y para evitar la propagación de esas ideas se debía eliminar al enemigo interno de manera justificada a fin de salvaguardar el bien nacional.

Durante el inicio del gobierno de Adolfo López Mateos (1958-1964) se incrementó la represión violenta contra el movimiento, ejemplo de ello fue el 28 de marzo de 1959 cuando el ejército tomó los edificios sindicales en todo el país. En la operación aprehendieron a Vallejo y a otros tres mil trabajadores. Casi todos los obreros fueron liberados en los días siguientes, pero Demetrio fue acusado de disolución social, ataques a las vías generales de comunicación y a la economía del país.

Vallejo permaneció casi doce años en la penitenciaría de Lecumberri, pero desde el interior exigía que se respetaran no solo sus derechos como ciudadano, sino también los de sus compañeros y otros presos. Incluso, en marzo de 1968, Vallejo se declaró en huelga de hambre por tiempo indefinido hasta que se cumpliera con la ley y su derecho a la libertad. En esos momentos fue apoyado por los estudiantes de la UNAM y del Politécnico, quienes lo adoptaron como símbolo de resistencia[8].

A partir de 1960 comenzó una comunicación epistolar con ferrocarrileros de diversas entidades con el objetivo de orientarlos en sus demandas sobre derechos laborales. Al mismo tiempo, escribía artículos de denuncia en diversas revistas[9].

Finalmente, el 29 de julio de 1970, Vallejo obtuvo su libertad junto con Valentín Campa porque fue derogado el artículo 145 y 145 bis del Código Penal Federal, que estipulaba el delito de disolución social[10]. El combate por los derechos continuó en los siguientes años. En 1971 fue presidente de la primera Asamblea Nacional Constitutiva del Movimiento Sindical Ferrocarrilero (MSF). Durante su cargo, viajó a distintas partes del país para conocer la situación de los ferrocarrileros y ayudarlos a solucionar sus conflictos laborales[11]. Falleció el 24 de diciembre de 1985.

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