Proclamación del Plan de Ayutla, impulsa la revolución que da fin a la dictadura de Santa Anna y convoca al Constituyente de 1857 de México.
“La revolución de Ayutla fue un auténtico levantamiento popular que dio a México su estructura y fisonomía definitivas, pues no se limitó a la simple destrucción del régimen existente, o al simple cambio de quienes detentaban el poder —como tantas otras revueltas que la habían precedido—, sino que habría de ser el origen de profundas modificaciones políticas y sociales que llevaron a cabo mexicanos eminentes, pertenecientes a las nuevas generaciones, que dieron estructura orgánica, contenido y sentido creador al movimiento.”
Jorge Sayeg Helú
El constitucionalismo social mexicano

 

El 1 de marzo de 1854 se firmó en la ciudad de Ayutla, Guerrero, un acuerdo liderado por Florencio Villarreal cuya finalidad era quitar de la presidencia de México a Antonio López de Santa Anna, quien se había prácticamente apoderado de ella. Por el lugar donde fue firmado, este tratado es conocido como el Plan de Ayutla, soporte ideológico que dio sentido a la revolución que puso fin a la dictadura de Santa Anna y convocó al Constituyente que formuló la Constitución de 1857 [1], dicho documento fue redactado en la Hacienda “La Providencia”, por Juan Álvarez, Ignacio Comonfort, Trinidad Gómez, Diego Álvarez, Tomás Moreno y Rafael Benavides.[2]

Para mediados del siglo XIX, la figura de Antonio López de Santa Anna era sinónimo de poder y corrupción en México, de un gobierno lleno de favoritismo y autoritarismo, donde el gobernante incluso se había hecho llamar “Su Alteza Serenísima”. Muchos de quienes en un inicio se habían aliado a él, ahora lo veían con miedo y desconfianza. Esta fue una de las causas de la proclama de Ayutla, a la cual se sumaron otras: la venta a los Estados Unidos del territorio de La Mesilla, de 76.845 km2, por diez millones de dólares en diciembre de 1853; la mala distribución y administración de los recursos económicos; la carga excesiva en impuestos a la población; la inestabilidad política nacional y la persecución a la oposición estuvieron entre las más destacadas .[3]

Esta situación llevó a un profundo descontento popular, junto al cual actuaron las fuerzas liberales para combatir al dictador. Así, el 1 de marzo de 1854, Florencio Villarreal, joven militar, se congregó con Juan N. Álvarez, el destacado guerrillero de la Independencia de México, e Ignacio Comonfort, antiguo aliado de Santa Anna cuando éste luchaba por la causa republicana en la década de 1930. Comonfort modificó el plan el 10 de marzo de 1854, respaldándolo desde ese momento [4]. Dividido en dos partes, el documento solicitaba la destitución de Santa Anna y señalaba principalmente lo siguiente:[5]

  • Primera parte: En ella se expusieron las causas del levantamiento. Mencionadas previamente, éstas se resumían en tres puntos: la figura de Santa Anna como permanente amenaza a la democracia; graves pérdidas territoriales para México durante distintas etapas de su gobierno, con su saldo económico y social, y falta de garantías civiles y políticas, pues Santa Anna tomaba decisiones en forma unilateral.
  • Segunda parte: Aquí se establecieron los compromisos y propuestas de los firmantes. La principal era la entrega inmediata del poder por parte de Santa Anna, pero no eran menos relevantes el compromiso a llevar la lucha hasta las últimas consecuencias —la muerte— y el planteamiento de una trasformación de la dictadura hacia el sistema republicano, con un plazo de 15 días para establecer un nuevo gobierno capaz de avanzar en este sentido.

Se adhirieron a este Plan la mayor parte de las poblaciones del sur de México, principalmente de Guerrero, siendo secundados poco después por los de Michoacán. Al ser adoptado el Plan, el general en jefe convocó a un representante por cada Estado y Territorio, quienes elegirían al presidente interino .[6]

Después de poco más de un año de lucha, el plan triunfó y prevaleció el interés del pueblo de organizar al país como una nación libre, autónoma e independiente, bajo el régimen de Republica soberana.

En octubre de 1855, Juan N. Álvarez asumió la presidencia interina, integrando en su gabinete a Ignacio Comonfort (Ministerio de Guerra), Melchor Ocampo (Relaciones Exteriores), Guillermo Prieto (Hacienda) y Benito Juárez (Justicia), un excepcional equipo comprometido con el liberalismo y muy capaz de desarrollar un proyecto de país con base en sus principios. Las llamadas Leyes de Reforma son un modelo de los alcances de esta batalla que, finalmente, en 1856 llevó al asentamiento de los principios liberales y redacción de la Constitución de 1857 . [7]

Área Responsable